Un soñador soñaba,
soñaba con una luna,
con una luna lejana,
lejana y pura,
lejana en el espacio y en el tiempo;
pura en todas las dimensiones de la pureza.
Soñaba dormir junto a ella,
respirar su aroma, compartir sus sueños,
sueños de fantasías cumplidas,
de ilusiones realizadas y de realidades oníricas
que perdieron su dimensión de sueño.
La Luna estaba esperando,
ver su sueño realizado,
alguien con quien compartir
todos sus anhelos,
quizás nunca se cumplieran,
pero ella seguía esperando.
Pasado un tiempo el sueño se cumplió
El Soñador y la Luna unieron su caminar,
sus ilusiones dejaron paso a una bella realidad.
Cada día que amanece es un una nueva vida
para el Soñador y su Luna.
Juntos han hecho de un sueño la dicha de sus días.
Shantal