La Luna con voz melosa al Sol le preguntó:
¿es cierto que tú me amas?
El Sol asombrado así le contesto:
¿Cómo no iba yo a amarte, si tú, mi bella dama,
eres la dueña de mi existir?
Por ti mi corazón galopa cual corcel desbocado,
cada vez que tú te vas, lloro por tu ausencia,
aunque sé que a escondidas me vigilas en el día,
quieta, casi sin que nadie te vea, sigues en el cielo
hasta que yo me despido para dejarte a ti como
dueña y señora.
De noche te doy mi luz para que así tú,
mi amor secreto, resplandezcas en la
noche oscura y de plata parezcas.
Más de una vez te me despistas
porque con varias caras apareces,
¡Mi bella señora, siempre a tu lado yo estaré!
Nuestras vidas unidas están, como la noche y el día
Tú y yo siempre nos amaremos y
por siempre existirá un romance … entre el Sol y su Luna.
Shantal